Me lo han arrebatado todo, me dije.
Me lo han regalado todo, me repetí,
hasta dormirme en la cama
con almohadas de sal.
Nunca más mi casa de bodega.
–Mentira.
Mi casa es de mi gente.
Me lo he dado todo.
Me lo he permitido todo.
Me abrieron el camino
y yo, con mis manos,
me hice la vereda.
